Lo que el viento NO se llevó

En épocas de balance, hacer una pausa y observar en retrospectiva son hábitos saludables. Así es como logro distinguir un camino recorrido con intensidad, donde el factor humano supo revitalizar su importancia neurálgica en el seno de toda agrupación. Siempre debería ser así, distintivo, protagonista en cualquier misión o paisaje haciendo analogía con las selfies capturadas por Natalia Gimena de Diego.

Significa un placer rememorar tantos intercambios fructíferos que vale la pena compartirlos. El primer paso tuvo lugar en abril, cuando Andrés Mosteiro subrayaba que el concepto de “retener” a alguien huele a naftalina… Nadie es objeto: debemos gestionar a las personas, lo que engloba una actitud netamente proactiva. En este sesgo positivo, Ezequiel Gonzalez sostuvo que un pilar esencial son las compensaciones del personal, descriptas metafóricamente por Manuel Arias con el color gris frente al verde del dinero.

Es vox populi la ausencia de verdades absolutas en temáticas de esta índole. Nos topamos con visiones particulares sobre ciertas materias, como la postura de Patricio Nobili de no interpretar la rotación del personal como un indicador negativo, sino todo lo contrario. ¿Debilidad o fortaleza? ¿Amenaza u oportunidad? Dependerá de quién, cómo y desde dónde lo analice. Tiene que ver con la cultura, el ADN, lo que los empleados hacen cuando los jefes no están según Gabriel Paradiso. O también la sombra del liderazgo, como sostiene Carolina Bellora.

Buceamos entusiastas por las distintas épocas y sus generaciones representativas. Descubrimos que, en la era actual de la experiencia, el talento es la capacidad de proveer valor para evolucionar el potencial. Seducir; inspirar; fidelizar y servir se erigen como competencias del nuevo líder... Un rol que se puede aprender y desarrollar, creencia defendida por Heather Wang y Ana Lucia Caltabiano. Si un profesional es mejor, la empresa también lo es. Basándome en el expertise de Julián Arturo de Diego, ¿por qué no negociar un ganar-ganar?

Partimos de una tendencia con proyección real de premisa: los empleados son los primeros clientes a atender. Sebastián Bezzo, Diego Bustos y Pablo Jaratz expusieron en línea con la intención de convertirlos en verdaderos embajadores de la organización. Pero como apunta Alexandre Costa, no debemos caer en la tentación de ser dogmáticos, sino pragmáticos. Juan Manuel Martín versaba sobre hacer del trabajador un partícipe genuino, aclarándole las reglas de juego mediante un diálogo constructivo. Reconocimientos y beneficios hasta con forma simbólica de pasaporte (como narraba Mercedes De Belaustegui) son tácticas válidas para armonizar el ámbito organizacional, pero no las únicas. Prevenir y reducir eventuales conflictos de intereses también son cuestiones relevantes, como quedó demostrado en situaciones complejas analizadas desde la perspectiva ética-laboral de Leandro Lanfranco. Hay que evitar ingresar en la zona de riesgo de pensamientos tóxicos como “la compañía me lo debe”.

En plena etapa de transformación y cambio repasamos virtudes claves de modelos emprendedores. Alejandro Melamed destacó la humildad, Alberto Grimoldi la idoneidad, pero una cualidad común es la mentalidad de descubrimiento, asumiendo que en el contexto volátil de hoy todo es posible. Así se producen las innovaciones disruptivas y RRHH no es la excepción. Ser socio estratégico connota una ruptura de paradigma (Marcelo Melamed) y como toda decisión implica acción (Luis Blanco). Dentro del marco de incertidumbre, Juan Carlos Lucas nos mostró la brújula del coaching y la necesidad imperiosa de combatir el analfabetismo emocional. Paralelamente, el mindfulness de Nico Iglesias sumó como entrenamiento para conocerse uno mismo y buscar el autoequilibrio. La idea es ampliar el bunker del confort, no salir del mismo.

Hemos crecido en madurez al "remar" ciertas discrepancias e interpretarlas como ocasiones de aprendizaje. Lo lúdico también enseña, aunque no siempre emerge de un modo explícito como los simuladores de negocio de Carlos Gadda Brennan. Aludiendo a un principio mencionado por Gonzalo Daniel Vazquez, creo que el "ius variandi de la vida" motiva nuestra flexibilidad y combate la apatía inerte. Hasta las condiciones climáticas inusitadamente frescas y lluviosas nos retaron durante los días de cursada… Sin embargo, nuestras convicciones no tambalean ante el primer soplo de adversidad. Las tensiones podrán intimidarnos, vencernos jamás.

¿Qué nos queda al final de esta travesía? La gracia de refrescar la mente y estimular la creatividad con pasión e ingenio. Creer en el aporte propio como contribución al progreso social. Proponer, superarse, romper con las ataduras… Hacer. Todos desafíos elogiables fundando un propósito mayor que, como apunta Leo Piccioli, resiste cualquier archivo. Pero el orgullo primario radica en formar parte de un equipo dotado de un capital elemental y paradójicamente escaso: el amor al prójimo.

Nuevos horizontes se asoman acá nomás. Alan Gegenschatz proponía dar esperanza, no respuestas.

Que la nostalgia se transforme en ilusión. Compromiso asumido ¡Adelante!