[Mejores Líderes]: Tomándosela Con Calma
Creo que no es una exageración decir que nadie quiere ser un mal líder. Aunque hay líderes que parecen disfrutar dándole duro a su equipo, quiero creer que no son la mayoría y que es más un reflejo de lo difícil que puede ser balancear todas las obligaciones que tienen; pero que los hay, los hay.
Entonces la pregunta que surge es ¿por qué existen tantos malos líderes? Hay muchas explicaciones, pero en algunos casos, he visto que muchos líderes confunden no embarrarla o mantener el status quo con ser un buen líder.
Ser un buen líder es una labor activa. No se logra por accidente. Implica tomar acciones de forma intencional y constante para que las cosas funcionen bien, para que el equipo esté motivado, alineado y cumpliendo con los resultados. Se trata de inspirar, de dar una visión y resolver los problemas y obstáculos que se presenten. Nada de esto se da sin la participación activa del líder.
Mantener el status quo es una labor pasiva; mientras las cosas anden (relativamente) bien, no hay por qué alborotar el avispero. Si nadie se queja o renuncia, si los resultados se están dando, si todo el mundo (parece que) se la lleva bien, ¿para qué hacer algo más?
Su preocupación es más por mostrarse y administrar hacia arriba; administrar en cascada. Aunque no lo dicen, están tranquilos en la medida que no los “casquen”. Pero no se dan cuenta de que esa actitud pasiva es perjudicial para su equipo y, tarde o temprano, todo se terminará derrumbando. Los colaboradores se van o dejan de trabajar con las mismas ganas y el ambiente termina desmejorando a pesar de que se quiera ignorar.
No les quepa duda, ser un buen líder es una labor de coraje. Requiere ir más allá de administrar unos recursos, cumplir los objetivos y ser buena gente. Implica no tenerles miedo a conversaciones incómodas, y si uno la embarra, a ser capaz de decir: “me equivoqué”. También requiere ver lo bueno en cada uno de nuestros colaboradores; no quedarnos en lo difícil y complicado que cada uno es y aplicar la ley del mínimo esfuerzo para evitar problemas.
Mantener el status quo lleva a convivir con lo bueno, lo malo y lo feo, porque hay cosas debajo de la superficie que no están bien pero el temor de que exploten lleva a ignorarlas; para estos líderes significa permanentemente escudarse en las limitaciones de tiempo, en lo ocupado que están o en delegarle la responsabilidad a alguien más.
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Por eso, si no queremos hacer parte de este grupo de líderes, debemos estar frecuentemente rompiendo la inercia, cambiando paradigmas, y tomar un rol activo en la forma cómo nos interrelacionamos, cómo nos comunicamos y cómo logramos resultados al interior del equipo.
El mundo quiere las mejores versiones de nosotros; que lo que hicimos ayer sea sólo un punto de inicio para nuestra mejor versión de hoy. Pero esto requiere acción y que todos los días nos preguntemos: ¿hay una mejor forma de hacer las cosas? No dejemos que nuestra vara sea “hay peores ___________”.
Necesitamos mejores líderes. Seamos mejores líderes.
Cuídense mucho y sigan conectados…