¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?
Sería conveniente, estaría bien que quienes han perdido todo lo que tenían, arrastrado por el agua, conocieran que quienes no podemos prestarles ninguna ayuda material y directa, no permanecemos indiferentes. Al tanto de nuestras tareas cotidianas, no estamos lejos.
No nos conocen y nosotros a ellos tampoco. No podemos decirles nada. Y en esta circunstancia, esta misma mañana he recordado un poema que quizá alguno también conoce:
«¿Quién no presta oídos a una campana que tañe? Ningún hombre es una isla en sí mismo, cada hombre es una pieza de un continente: si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida. Ninguna persona es una isla, la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad. Por eso no preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti».
Estos versos han sido citados en innumerables escritos, ensayos o artículos: aunque publicados hace más de cuatrocientos años, alcanzan lo más profundo de nosotros mismos. Nos dejan ver que vivimos para ser todos para todos.
Su autor, John Donne nació en Londres en 1572; En la Inglaterra, recién inaugurado el anglicanismo, tuvo problemas por ser católico. Estudió Leyes en la universidad de Cambridge. Viajó por varios países de Europa. Es uno de loa más destacados poetas ingleses.