¿Qué es lo peor que te puede pasar?

Quizás estés leyendo este artículo y te sientas identificado/a con lo que pongo en él. Esa situación en la que tienes que tomar una decisión pero te bloqueas porque solo piensas en lo malo. En tu mente aparecen, única y exclusivamente, resultados negativos, consecuencias «catastróficas» que te indican claramente que no deberías hacerlo o intentarlo.

Nos bloqueamos ante lo nuevo y desconocido

Por supuesto que hay personas que esto no les afecta tanto y son más echadas para adelante. Pero a muchos otros nos cuesta dar ese primer paso, nos cuesta atrevernos con algo que no hemos probado.

En mi caso, cuando era más joven, eran cosas de este tipo:

• Intentar hacer una acrobacia ya sea en seco o saltando a la piscina
• Tirarme al suelo y rodar con la espalda, como en las películas
• Probar un «truco» nuevo con la pelota de fútbol
• Intentar andar por una cuerda que está a 20cm de altura del suelo
• Probar unas gafas de realidad virtual delante de más de 3 personas

Y esto son ejemplos de la vida más personal, ya ni hablemos de cosas profesionales como:

• Dar una charla delante de personas
• Preguntar algo en una charla a la que hayamos asistido
• Ofrecer nuestros servicios de forma clara y directa
• Decir que no a alguien o a una oportunidad «única»

Nos bloqueamos y nos quedamos a un lado simplemente viendo la vida pasar. Simplemente pensando que «aquí estoy más seguro/a», «si no te mueves no te ve» y «si no miras no está». Cuanto menos perturbamos «la fuerza», más seguros nos sentimos.

¿Qué es lo peor que me puede pasar?

Y esta es la frase que adopté hace ya varios años y que intento utilizar en mi día a día. Realmente, cuando te la preguntas, te das cuenta que no hay nada tan «grave» que pueda pasarte por tomar esa decisión.

En el ámbito profesional cuando, por ejemplo, decidí lanzarme a crear una especie de «coworking» presencial en Bilbao.

¿Qué es lo peor que me puede pasar por hacerlo?

• Que pierda el poco dinero ahorrado que tengo, que no pueda tener más vacaciones a corto-medio plazo, que solo pueda comer arroz blanco, etc.
• Y, por esto, que tenga que volver a hacer páginas web para clientes (cosa que decidí dejar de hacer)
• O, incluso, tener que buscar agencias para las que trabajar
• O, incluso, decidir irme a un país donde el cambio de moneda me beneficie y pueda trabajar solo con 2-3 clientes al mes
• O, incluso, tener que trabajar para una agencia por cuenta ajena (con mi nómina y eso)
• O, incluso, tener que trabajar en otra cosa diferente en una tienda, almacén, fábrica, supermercado, etc.
• O, incluso, no encontrar nada y volver a vivir a casa de mis padres

Es entonces cuando me di cuenta que hay muchas «capas» hasta llegar a un punto en el que no me quedaría nada de nada y viviría muy mal. Entiendo perfectamente que no todo el mundo tiene esas «capas» y quizás le falte algunas por su situación personal.

Te recomiendo que, a partir de ahora, cuando estés pensando en tomar una decisión te tomes un momento para hacerte la pregunta: ¿Qué es lo peor que me puede pasar si esto no sale bien?

Por ejemplo:

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¿Cuáles son las últimas cosas que no has hecho por miedo a que salgan mal?

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