Hoy, 3 de diciembre, celebramos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que siempre aprovecho para reflexionar sobre los avances, pero también sobre los desafíos que aún enfrentamos.
Cada vez más empresas se suman al compromiso con la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI). A diario vemos publicadas iniciativas que buscan concienciar, sensibilizar y formar en torno a la discapacidad. Sin embargo, cuando miramos los datos, surge una desconexión alarmante:
📢 La tasa de empleo de las personas con discapacidad se mantiene en un preocupante 27%.
Y aquí va un dato que lo hace aún más crítico: el 70% de las contrataciones de personas con discapacidad se dan dentro del empleo protegido. Esto significa que la inserción laboral en empresas ordinarias es mínima. Tristemente, no tengo la cifra exacta de esa tasa en las empresas ordinarias; si alguien la conoce, sería valioso incluirla para dimensionar mejor este reto.
Esto nos lleva a preguntas incómodas, pero necesarias:
🔹 ¿Las acciones que estamos realizando realmente cumplen su objetivo?
🔹 ¿A quién están beneficiando?
🔹 ¿Estamos midiendo el impacto de estas iniciativas, o nos quedamos en la superficie?
Algo no está funcionando como debería. 🤔 ¿Qué estamos haciendo mal y cómo podemos mejorarlo?
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad debería ser una oportunidad para replantearnos nuestras estrategias, salir de nuestra zona de confort y actuar con mayor impacto. Porque la inclusión no debe limitarse a la sensibilización; también debe traducirse en transformación.
Asistente contable
2 días¡Qué emocionante!