CONSIDERACIONES SOBRE LA ÉTICA
En las épocas de crisis la humanidad busca respuestas a cuestiones que quizá en tiempos de bonanza no se habrían planteado.
Ante la invasión de Ucrania por el ejército ruso y, sobre todo, al conocer los bombardeos indiscriminados, el sufrimiento de tantos inocentes e indefensas, nos preguntamos por la raíz de estos males, analizamos, valoramos y formulamos un juicio que califica los hechos como malos, criminales, injustos.
Conocido un hecho, emitimos un juicio de valor; es una acción natural de la inteligencia. Es así porque la ética aparece desde el fondo del ser humano.
La ética no consiste en reglas inventadas, sino que existen criterios universales que orientan la conciencia y permiten deducir qué es bueno y malo. Es así porque el hombre tiene una naturaleza que es, a la vez, corporal y espiritual y, además, es persona y por serlo es conocimiento y libertad. Un ser que es persona conoce, es libre y por ello alcanza la distinción entre el bien y el mal.
Aunque esta distinción no siempre es fácil, dada la complejidad de los fenómenos y hechos que acaecen, existe un principio que permite dilucidar: dado que los seres materiales, como los seres humanos tienen una naturaleza propia, actuar a favor de la naturaleza de cada ser es bueno; actuar contra la naturaleza es malo.
Se trata de un principio que clarifica y orienta el actuar humano; y por su carácter universal resulta aplicable a innumerables casos y situaciones.
Partiendo de estos argumentos resulta posible una crítica del relativismo, cuya tesis básica es la siguiente: cada cual tiene su propia ética, la ética es un asunto privado, es posible vivir sin ética.
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Si fuera así, la convivencia humana sería imposible porque toda acción, toda relación entre personas causa efectos. Por eso el hombre debe pensar sus actos, pues estos repercuten. Por otra parte, el ejercicio arbitrario de la libertad llega ser causa de injusticia.
El vivir sin ética viene a ser una traición al carácter inteligente del ser humano, que por ser libre puede hacer esto o lo otro, y todo lo que haga tiene consecuencias; por eso el hombre es responsable de sus actos.
Por otra parte, conviene considerar que los actos humanos no tienen solamente una repercusión externa, sino que modifican el propio ser del hombre: se puede crecer y ser mejor, y se puede ser peor y pervertirse.
La pregunta de Sócrates también nos interpela a nosotros y solicita respuesta: ¿qué es mejor cometer una injusticia o padecerla?
«Al que comete la injusticia esta le queda dentro, produciéndole una mancha que le es imposible borrar, lo cual es peor que una pena externa» (L. POLO, Epistemología, creación y divinidad, p. 214).
Las dos vertientes de mal -una sobre el propio autor, otra hacía los demás- señalan que la ética no es banal.