[+i]: “Recalibrando” (1era parte)

Ir al gimnasio, correr maratones, viajar… que rápido cambia todo. Muchos de los propósitos y planes de nuevo año quedaron en el olvido. Ahora que nos tocó ajustar nuestras vidas a las nuevas circunstancias, debería ser tiempo para reevaluar y recalibrar. Estamos en una coyuntura que exige mucho de nosotros pero de la que podemos salir fortalecidos.

Al inicio del año la mayoría de la gente define, mediante algún tipo de ritual, sus propósitos para el siguiente año. El comienzo de año representa la oportunidad para olvidar lo que no se hizo el año anterior y resetear el reloj. Con las nuevas energías el cielo es el límite.

¿Y ahora? Estamos ante una nueva realidad que nadie se esperaba. Una realidad que nos ha llevado a cambiar de forma drástica nuestro día a día y poner en stanbdy la mayor parte de nuestros planes.

Para muchos de los que hemos tenido la oportunidad de trabajar desde la casa, la cuarentena ha sido una oportunidad de tener más tiempo para nosotros; para otros ha implicado más trabajo, teniendo que mantenerse conectados con su equipo, sus jefes, sus clientes y el número adicional de reuniones que han aparecido.

Pero cualquiera que sea nuestra situación, está en nosotros ajustarnos a las circunstancias y que nos sirvan como momentos de “recalibración”.  Por más que nuestras circunstancias hayan cambiado, no deberíamos perder de vista nuestros propósitos.

La vida no es rígida. La vida implica tener flexibilidad y ajustarse a las circunstancias que van apareciendo. Lo importante es no dejarnos llevar por las inercias en las que tendemos a caer. Por eso es que tener propósitos definidos debería ser una prioridad. No tanto porque tengamos que cumplirlos, pero porque son un faro o un mapa que nos muestran un camino por el que valdrá la pena hacer un esfuerzo. Son un reflejo de las personas que queremos ser.

Un primer aspecto que considero fundamental para reflexionar y que nos haga pensar sobre cual es nuestra situación y qué podemos hacer, es el laboral. El trabajo no debería ser simplemente un medio para obtener ingresos que nos permitan tener las experiencias y las cosas que sí nos den alegría. El trabajo nos debería dar alegría. El trabajo debería ser un espacio de crecimiento, de compartir, de conexión y de generar un impacto positivo y concreto en el mundo en el que vivimos.

Por eso los invito a que se hagan las siguientes preguntas:

-      ¿Le gusta lo que hacen y se despiertan todos los días con ganas de ir a trabajar?

-      ¿Su trabajo les permite tener sentimientos de logro?

-      ¿Su trabajo les permite estar constantemente trabajando en sus fortalezas y debilidades?

-      Si pudieran, ¿harían su trabajo sin que les pagaran?

-      ¿Sienten que su trabajo les da un propósito a su vida?¿sienten que tiene un impacto positivo?

Nuestro trabajo debería ser una plataforma que nos permita trascender y aportar. Así que siempre es oportuno hacerse esas preguntas.

La idea de la reflexión no es que renuncien o se sientan aburridos (y menos en esta coyuntura) pero que vean esta como una oportunidad de pensar acciones para tener un papel más activo y buscar formas en las que puedan generar alegría y bienestar en sus lugares de trabajo.

Toda situación sirve para seguir trabajando en nosotros. En la medida que nos saquemos tiempo y encontramos alegría en nuestras vidas, generaremos alegría en la vida de los demás.

En la segunda parte hablaré sobre otros aspectos en los que también es importante reflexionar y "recalibrar" sus propósitos.

Para los interesados en ser mejores líderes, los invito a ingresar en la página de Facebook Liderazgo i+ (@liderazgoimas) en la que regularmente compartiré material que les sirva en su proceso de crecimiento como líderes.

Cuídense mucho y a los suyos, y continúen sintonizados…