Luchar contra los metasesgos
¿Es verdad que las mujeres nos limitamos a nosotras mismas? ¿Cuánto hay de verdad en el hecho de que reducimos nuestro desarrollo profesional porque “no nos merece la pena”? Estos días he asistido a varias mesas redondas y conversaciones en torno al Día Internacional de la Mujer en el que se incidía en la necesidad de “empoderar a las mujeres” para creer en nosotras mismas. Un argumento que, desde aquí, he de reconocer que me genera/generaba bastante rechazo. Siempre he pensado que hacer responsables a las propias mujeres de esta situación era un micromachismo, o macromachismo, más. Siempre, hasta ahora.
Una persona importante en mi desarrollo profesional me ha dicho siempre que “las cosas llegan cuando tienen que llegar”, que lo que “sucede conviene” y realmente cada día creo más en esto. Porque en este contexto de discusiones de género llega un pico de trabajo y yo, como madre, no puedo cumplir con mis obligaciones. Nada grave. Una visita a una actividad infantil suspendida ante un tema importante de trabajo. Esto fue más que suficiente para que ese micromachismo que vive en mí me castigara durante la jornada laboral. Sentía y sufría por no cumplir “con mis obligaciones de madre” cuando, objetivamente, mi sitio estaba cumpliendo con mi trabajo.
Insisto, nada grave. 4 horas más tarde en casa de lo habitual, una cita infantil suspendida y ya. Pero justo entonces me di cuenta de que el discurso que estuve escuchando estos días tiene más sentido de lo que pensaba. Yo también soy víctima de mis sesgos, incluso del metasesgo al creer que no tengo sesgos cognitivos.
Tengo la inmensa suerte de que, además de mi incapacidad por callarme, tengo un gran compañero de vida que me entiende y contextualiza lo que le cuento. La comunicación es el gran enemigo del sesgo y os recomiendo sacar las emociones, enfrentarlas a la realidad y ser conscientes que "hasta la más pintada" tiene que luchar cada día con las huellas más profundas que deja la educación y el entorno social en el que hemos vivido.
De esto también saco otra conclusión, la importancia de educar en igualdad, ni mejores ni peores, iguales. Tengo dos hijos, varones, que me curan el alma con su amor y su forma de ver el mundo desde la normalidad de la igualdad, pero eso será para otro post.
Celebremos el día Internacional de la Mujer el 8 de marzo y todos los días.