Quizás Darwin se equivocó
En 1859, Charles Darwin publicó "El origen de las especies", una obra que no solo marcó un antes y un después en nuestra comprensión de la evolución, sino que también desencadenó importantes controversias en su época.
Uno de los conceptos centrales de esta obra fue la teoría de la "supervivencia del más apto", que postulaba que las especies mejor adaptadas al entorno serían las que predominarían.
Durante la Revolución Industrial en Gran Bretaña, los trabajadores, temerosos de perder sus empleos debido a la automatización de los telares, tomaron medidas drásticas destruyéndolos en el intento de evitar la eliminación de puestos de trabajo. Obviamente fracasaron.
Sin embargo, esta reacción desencadenó una crisis en toda Europa que se extendió a lo largo del siglo XIX .
En ese momento la esperanza de vida promedio era tan solo de 32 años.
Hoy en día, cien años después, nos enfrentamos al desafío del envejecimiento de la población, donde la longevidad promedio es de 73.3 años y sigue en aumento.
Este fenómeno plantea importantes cuestionamientos sobre la sostenibilidad económica y la prestación de servicios de salud y cuidados a largo plazo.
Inexorablemente, la edad de retiro se extenderá.
En países como Corea del Sur, con una población actual de alrededor de 51 millones de habitantes tiene una tasa de fertilidad de apenas 0.84 hijos por mujer.
Si lo proyectamos significaría una disminución muy importante en su población para el año 2100, donde serán17.8 millones de ciudadanos si no hay cambios.
Si esta realidad demográfica se replica en el mundo, surgen preguntas inevitables:
¿Quién tomará las riendas del trabajo en el futuro?
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¿Si no hay una fuerza joven de trabajo cómo se generarán recursos para la economía social a fin de sostener a las personas muy mayores más tiempo?
La respuesta parece estar en la automatización y el uso creciente de robots en diversos aspectos de nuestra vida. Con sinceridad esto no lo había avizorado hasta ahora.
Esta tendencia plantea interrogantes sobre el papel del ser humano en un mundo cada vez más dominado por la tecnología.
En realidad, no nos damos cuenta de que estamos en medio de una transformación radical, donde las viejas certezas están siendo cuestionadas y las nuevas recién están emergiendo y lo peor es que no hay límites.
¿Serán los robots quienes escriban en el futuro un tratado sobre el fin de algunas especies?
El hombre desciende de los monos, pero ¿y los robots?
Es irónico observar cómo los censores de la sexualidad humana no pudieron lograr lo que la evolución ha conseguido.
¿La supervivencia del más apto será solo un mito?
Quizás, Darwin se equivocó.
¿Lo habías pensado?
¡Hasta la próxima!