Tomarla o dejarla… de la consecuencia aprendo

Desposorio V. Muñoz* Noviembre, 2019

‹‹No puedo enseñar nada a nadie, solo les puedo hacer pensar››… Sócrates

Por los acontecimientos que a diario se viven, se conocen y se perciben, el transcurrir de la vida de las personas está en constante actividad y siguiendo su curso a través de la ruta que se ha tomado con base en la realidad del entorno que rodea a las oportunidades de diversa índole que siempre se están presentando a todos los seres humanos. Creo que para muchos es común recordar lo que las personas mayores en nuestro derredor, familiares y amigos, constantemente se empeñaron en señalarnos: ‹‹aprovecha las oportunidades que la vida te ofrece››; por ello nos vemos siempre en la necesidad de tomar las correspondientes decisiones.

Este tema de las oportunidades pareciera ser algo permanente; podemos decir que, desde nuestro nacimiento, durante las etapas del crecimiento, del desarrollo, del disfrute de la juventud, al lograr la madurez y finalmente en esa etapa en la que se acerca el momento de la partida, siempre se están presentando oportunidades ante las cuales el “ser”, de forma consciente o inconsciente, debe de tomar una decisión con respecto a ellas. Sin duda esa decisión deberá ser seguida de una acción que, de acuerdo con el razonamiento temporal, habrá sido con base en la respuesta de algunas inquietudes internas como: ¿la aprovecho o no?, ¿qué puedo esperar de ella o cuál será el beneficio de tomarla?, ¿qué otra alternativa existe?, ¿cuál es el camino más indicado? y posiblemente otras interrogantes que se deben responder antes de tomar el camino que se determina como el correcto o el deseable.

Para esta corta discusión resulta de utilidad resaltar que, una vez que se ha tomado una decisión específica en un momento determinado, es imposible devolverse o conocer con certeza los resultados que se hubiesen tenido al tomar un camino alternativo, entre los varios que se pudieron vislumbrar en ese momento determinado y específico en el que se tomó la decisión.

Es importante indicar también que toda oportunidad lleva implícito el hecho de que, si se toma una decisión respecto a ella, como producto de la culminación de esa acción, el ser o actor principal recibirá una compensación, sea material, espiritual o formativa, lo que se considera que fue, o al menos debió ser, uno de los juicios principales que le llevó a tomar la decisión de aprovecharla. Se puede presumir entonces que el beneficio se relaciona con el confort material personal, con el sentimiento de bienestar interno o con el mejoramiento de su condición como ser humano, responsable de su persona, de su familia y de cierta forma también de la sociedad que le rodea.

Obviamente, no todas las oportunidades ofrecen al unísono los tres tipos de beneficio mencionados; habrá algunas que ofrecen solo uno de ellos, otras que podrán como máximo ofrecer dos, pero también habrá algunas que puedan dar una compensación que concentra los tres tipos de beneficio que se han señalado, con un justo y equilibrado peso relativo.

Una de las principales diferencias que manifiesta la individualidad de los seres humanos, corresponde precisamente a los criterios a partir de los cuales toman la decisión para aprovechar o no las oportunidades que se les presentan e incluso estos pueden diferenciarse por su real conciencia de reconocer como oportunidades aquellas que le prometan como beneficio únicamente lo que a ellos les interese recibir por las acciones derivadas de sus decisiones. Las personas de carácter individualista toman las oportunidades siempre y cuando las mismas prometan un beneficio, por lo general material, para sí mismos y para sus allegados; habrá otras personas de carácter moralista que toman una decisión porque saben que su producto les traerá como beneficio principal el gozar de un sentimiento de conformidad interior y las habrá con carácter filantrópico que toman una decisión de aprovechamiento únicamente si la oportunidad les ofrece el beneficio de llegar a ser mejores personas para el bien propio, pero en especial para el bien de todos los miembros de la sociedad de la cual forman parte.

Fundamentado en lo anterior, se ha de reconocer que también puede haber algunas personas con la esperanza de recibir dos tipos de los beneficios mencionados y, en el caso de los seres más justos y completos, se puede dar por sentado que buscarán contar con un beneficio conjunto y equilibrado que represente los tres aspectos señalados. También es importante reconocer que, dependiendo del tipo de oportunidad y del momento en el que se presenta, la sociedad espera que su aprovechamiento tenga un determinado, y en algunos casos específico, impacto sobre el comportamiento del individuo al que se le presenta.

Con relación a la evaluación del resultado que generó el aprovechar alguna oportunidad, resalta el hecho de que podrían presentarse tres escenarios: que el actor principal, per se, evalúe los resultados de su decisión acorde con sus expectativas y con su interpretación del acontecer futuro de su vida, que dicho resultado sea evaluado por la sociedad acorde a sus expectativas del caso o que tanto el actor como la sociedad puedan tomar parte en la evaluación.

Posiblemente todos conocemos muchos ejemplos que ilustran este tema, pero lo más importante para el individuo es que al tomar una decisión que le lleve a aprovechar cualesquiera de las múltiples oportunidades, se pueda tener la certeza de que sin lugar a duda se tendrá una compensación o un beneficio. La cuestión es ¿cómo interpretarlos?, puesto que al menos en dos de las áreas que se han mencionado como parte de los “beneficios” esperados, podría tratarse de una evaluación sujeta a un juicio de valor y su identificación dependerá de cuán consciente se es para reconocer que se ha logrado satisfacer las expectativas de esa decisión que se ha tomado y más aún, para reconocer, si es que así fue, que esa era en realidad la expectativa que se tenía como producto de la decisión que se tomó para aprovechar una oportunidad determinada.

Lo más simple en este sentido, que puede ser evaluado por sí mismo o por la sociedad, se trata del aspecto que se relaciona con recibir el beneficio material que está implícito en el aprovechamiento de una oportunidad, lo cual se vuelve una realidad inobjetable. Aunque es de reconocer que puede darse también el caso de que la sociedad evalúe como cumplido a satisfacción el beneficio material recibido por el actor como consecuencia de la decisión que tomó, pero podría ser que él considere que, aunque recibió un beneficio material, su calidad, su cuantía o su intensidad, dista mucho de lo que él individualmente esperaba. También pudiese ocurrir todo lo contrario, el actor puede considerar que el beneficio material que recibió al tomar la decisión de aprovechar una oportunidad, es justamente lo que él pretendió, pero la sociedad podría juzgar que el individuo tomó una oportunidad que únicamente le compensó para satisfacer el lucro personal y que esa situación afectará de forma negativa a la sociedad misma y por ello lo considera como un acto contrario a la condición de decencia que la sociedad espera de todo ser humano que la integra.  

En la primera situación planteada en el párrafo anterior, la persona podría asumir que quizás no fue la decisión correcta y se reclama a sí mismo cuestionando la acción y tratando de establecer ¿cuál sería la situación si hubiese tomado otro camino?; pero, como antes fue señalado, este esfuerzo resulta inútil puesto que es imposible tener una respuesta contundente, lo que lleva a que el individuo realice una serie de conjeturas o acciones que le alteren el ánimo durante un corto o un largo período de tiempo, dependiendo de la naturaleza de la decisión, con lo que se puede llegar a afectar seriamente el diario acontecer de su vida e incluso podría llegar a comprometer su futuro. En la segunda situación el actor podría tener dos opciones, confiar en su criterio y hacer a un lado la opinión de sus congéneres o aceptar el dictamen de la sociedad en su entorno y renunciar al beneficio recibido, dándole quizás otro rumbo.

Más complicado resulta evaluar el resultado de una decisión que permitió aprovechar una oportunidad cuyo cumplimiento presumiblemente implicaba el recibir, parcial o totalmente, un beneficio relacionado con aspectos espirituales o formativos, los cuales como antes se señala, se evalúan dentro de una perspectiva relacionada con un juicio de valor. Puede ser que el actor principal tomó la decisión de aprovechar esta oportunidad, pero debido a que no está en la condición requerida para realizar su valoración, él podría considerar que ha recibido a cabalidad el beneficio derivado de la decisión que tomó. No obstante, debido a que este beneficio va mucho más allá del individualismo, podría ser que con sus acciones posteriores él está demostrando todo lo contrario y es entonces el criterio de la sociedad, o algunas veces el acontecer posterior de su propia vida, la plataforma bajo la cual se evalúa. En este sentido se genera una disconformidad por haber desaprovechado la oportunidad que se le concedió, en virtud de la esperanza que la sociedad o él mismo habían puesto en su resultado, pero a la vista de los hechos resulta que la compensación recibida no pudo ni podrá concretar la contribución que debió darse para el bien propio y para el bien común.

El resultado de tomar una oportunidad cuyo cumplimiento ofrece una compensación con uno o con varios de los beneficios comentados, podría ser evaluado por el actor principal, por la sociedad en que se desenvuelve o, incluso, por ambos, pero el proceso siempre constituye un escenario irremplazable de aprendizaje para el ser humano. Es importante resaltar que, por naturaleza, el hombre no es un ser estrictamente individualista; por lo tanto, es indudable que la aprobación del cumplimiento cabal de uno o más beneficios como compensación al aprovechamiento de una oportunidad, únicamente tendrá un carácter irrefutable si tanto el individuo como la sociedad de la que es parte consideran que los mismos serán utilizados para fomentar no solo el bien propio, sino que incuestionablemente contribuirán con el mejoramiento de las condiciones que caracterizan su entorno, y con el desenvolvimiento y el futuro de la comunidad y de la sociedad en la que está inmerso.

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* R. Vaquero M: pseudónimo con el que me identifico en mis escritos de carácter más generalista.


Mónica Aguilar

Farmer-to-Farmer Deputy Country Director - Ecuador @ NCBA CLUSA | Empowering Farmers through Technical Assistance

5 años

Gracias profesor Roque por este espacio de reflexión. Muy bueno el artículo.

MARCO FIDEL ROMERO ZÁRATE

AGRICULTURAL ENGINEER - SOIL SURVEYOR in MUSA CI - (MUSA IVORY COAST- AFRICA)

5 años

Hola  mi estimado Roque, muchas gracias por el excelente artículo.

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