Los Símbolos del Eneagrama

Los Símbolos del Eneagrama

El Símbolo y las Leyes del Eneagrama 

Para poder profundizar en las enseñanzas que ofrece el eneagrama, es importante destacar que se lo considera un símbolo con mucho significado e historia.

El símbolo del Eneagrama es una figura ancestral que está compuesta por:

  • Un círculo que representa la Ley de la Unidad, la energía espiritual.
  • Un triángulo equilátero que representa la Ley del Tres, la energía psíquica.
  • Un hexagrama irregular que representa la Ley del Siete, la energía física.

Cada uno de sus componentes contiene y se explica desde las leyes que explicaré a continuación.

Ley de la unidad

El círculo hace referencia a la ley de la unidad. Esta ley explica que el ser humano es un ser completo que integra los extremos sanos e insanos, además es capaz de pasar de su eneatipo o personalidad a un círculo sin principio ni fin: él eneagrama en su totalidad. Por esta razón, al estudiar el Eneagrama, las diferentes características de cada uno de los eneatipos nos resuenan en nosotros mismos. Es una suma de toda la sabiduría y ciencias conocidas sin destacar ninguna, solo integrando todo lo conocido en nuestra historia.

Centros de inteligencia

En el lenguaje del Eneagrama, es habitual hablar de las tríadas y los tres centros básicos de inteligencia del ser humano: el centro instintivo motor, el centro emocional y el centro mental. Estos tres centros conviven en todos nosotros realizando funciones “básicas” para nuestra supervivencia y el Eneagrama nos revela la dominancia de uno de esos tres centros en nuestra manera de percibir y procesar la información del entorno. Todos disponemos y manejamos esas tres energías, aunque una de ellas es mas natural en nosotros. Además, cada uno de estos tres centros de inteligencia, suele relacionarse con la popular teoría de Paul Maclean del cerebro triuno (reptiliano, límbico y neocórtex).

Así, tenemos que los eneatipos 8,9 y 1 forman la llamada tríada instintiva. Estos tres tipos de personalidad, comparten la predominancia del cerebro reptiliano a la hora de procesar la información del entorno. Perciben el mundo en mayor medida a través de sensaciones físicas, y tienden a reaccionar de forma instintiva o impulsiva antes las cosas que les suceden. Algunos parecen moverse por intuiciones, sensaciones o por “lo que le dicen sus tripas”, mas que por razonamientos lógicos y bien argumentados”, mientras otros tratan de refrenar su impulso para poder gestionarlo de forma razonada.

Los eneatipos 2,3 y 4 forman la tríada emocional. En las personalidades emocionales, es predominante el cerebro límbico. De este modo, tienden a percibir el mundo a través de emociones y sentimientos, tanto propios como de los demás. Tienen facilidad para captar el ambiente emocional de un lugar, el estado de ánimo de una persona, lo que sucede en su interior, sus necesidades emocionales, así como el impacto que causan en los demás. Así pueden tener facilidad para adaptarse inconscientemente a los otros tratando de generar vínculos o impactos emocionales generadores de atención positiva hacia ellos.

Por último, los eneatipos 5,6 y 7 forman la tríada mental. En esta tríada es predominante el neocórtex, de modo que son personalidades que tienden a percibir el mundo a través de ideas, impresiones y estímulos mentales. Tienden a pensar más que a sentir y suelen incluso, de forma inconsciente, mantenerse desconectados de sus sensaciones físicas y emociones. Es natural para aquellos con alguno de estos tres tipos de personalidad como dominante, tomar distancia de las personas y las situaciones para analizarlas, explorarlas, profundizar en ellas, valorarlas y así gestionarlas de acuerdo a sus necesidades.

Ley del tres

El triángulo representa la ley del tres, que es también llamada la ley de la creación o ley de la manifestación. En varias religiones y filosofías se la conoce también cómo la ley de la trinidad. Básicamente es la combinación de tres fuerzas diferentes:

  • Fuerza Positiva: afirmación.
  • Fuerza Negativa: negación.
  • Fuerza Neutralizante: reconciliación.

Ninguna de estas fuerzas es mejor o peor, son iguales en sí mismas, la unión de ellas produce la manifestación. Del mismo modo que la energía precisa las 3 energías: positivo, negativo y neutro. Esto explica la importancia de las flechas en cada eneatipo, porque cada eneatipo recibe la influencia de los dos eneatipos con los que se conecta, generando comportamientos desde esos tres perfiles de personalidad.

Ley del siete

La hexada contiene la ley del siete, la cual explica que todo está en movimiento y en constante cambio. El eneagrama es dinámico e invita a la evolución y transformación.

Cada una de estas leyes permite entender la profundidad del símbolo y de la magnitud de ésta herramienta de transformación personal.

Veamos de manera mas profunda esta ley del 7 en la integración o centramiento o desintegración o descentramiento, comprendiendo el dinamismo y movimientos de cada eneatipo.

El descentramiento es un proceso inconsciente que se desencadena cuando hemos llevado al extremo las estrategias egocéntricas movidas por nuestro tipo de personalidad. Se trata de un mecanismo de defensa encaminado a desahogar toda la presión y malestar acumulados. Sería algo así como una válvula de escape que nos genera un alivio temporal. Si no somos conscientes del desgaste emocional que supone esta desintegración momentánea, corremos el riesgo de caer en las garras del miedo, la ira y la tristeza. Y si no hacemos nada para remediarlo, puede arrastrarnos incluso al borde de la depresión.

Nuestra forma de ser no sólo viene determinada por nuestro eneatipo principal, sino que está relacionado con 2 eneatipos más, aquel que nos descentramos y nos centramos.

Cuando pasamos por una situación de estrés, desequilibrio y malestar , adoptamos los patrones de conducta egocéntricos de otro eneatipo.

Nos descentramos cuándo nos identificamos en exceso con nuestro ego, relacionando de forma automática cuando la realidad no se ajusta a nuestras necesidades, deseos y expectativas. Son esos días negros en los que nos sentimos vacíos, inseguros, irritables e incómodos con nosotros mismos y el entorno. Como si el mundo se pusiera en nuestra contra. En los que la mente nos bombardea con pensamientos negativos y desagradables.

Es un proceso inconsciente que se desencadena cuando hemos llevado al extremo nuestro egocentrismo movido por nuestro tipo de personalidad.

Si no somos conscientes del desgaste emocional, corremos el riesgo de caer en el miedo, ira y tristeza y si no lo evitamos podríamos llegar a una depresión.

Para recuperar nuestro equilibrio solo lo podemos hacer con otro eneatipo, llevándonos al centramiento.

El centramiento es un proceso consciente y voluntario que surge a raíz de comprender quienes somos y qué necesitamos para ser verdaderamente felices. Comprometernos con nuestro desarrollo personal. Por un lado cuestionando el sistema de creencias que nos mantiene en el ego y por otro lado, introducir nueva información en nuestra mente para obtener nuevas conductas que nos lleven a conseguir mejores resultados a nivel emocional.

Estamos centrados cuando nuestra mente esta relajada y permite controlar nuestras reacciones y dejar de ser víctimas de nuestro ego.

Nos sentimos alegres de poder disfrutar de la vida tal y como es, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de escape para huir de nosotros mismos.

Son esos días maravillosos, en los que aceptamos lo que nos sucede, sonriendo y cantando por vivir.

Excellence la experiential de concrete gracias Oriol

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